lunes, 13 de agosto de 2012

Más blogs, ¡MÁS HISTORIAS!

Hola. Pues estoy haciendo esta entrada en todos mis blogs con historias acabadas, para que, los que no os disteis cuenta, pues que sepáis que he ido haciendo más novelas/fanfictions, y nunca viene mal tener más lectores y más opiniones sobre las historias. Aquí os las dejo:

Stole my heart. Ya está acabada.

Es una fanfiction sobre la banda One Direction.

Estúpido amor. Ya está acabada.


Trata de las bandas de One Direction, Jonas Brothers, mezcladas con skaters y adolescentes extraños.


Surrender the night. Ya está acabada.

Trata de una chica depresiva y con trastornos bipolares.


Y esto era todo, me gustaría que os pasáseis, porque lo dicho; unas opiniones más nunca vienen mal.

¡Un beso!

viernes, 10 de agosto de 2012

*Último capítulo.

Hola hola. Bueno, pues aquí está el final. Corta, breve, pero espero que os haya gustado, porque a mí me ha encantado escribirla. Sobra decir, que yo he llorado como una mona con este capítulo, así que no sé, avisados quedáis por si las moscas. Gracias a todos, porque pensé al empezar que al no ser una fic ni estar relacionado con ningún famoso, no la leería nadie. Pero he conseguido a muchos lectores, y estoy orgullosa de ello. Gracias, sois los mejores. 
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> Presente.

—¿Por qué no aprietas ya el gatillo?—gritaron a la espalda de Gilbert.
—Oh...has traído público...—susurré con una sonrisa.
—Todos tenían que ver—le interrumpí.
—Como un padre mata a su hija por venganza—clavé mi mirada en la suya.

> 1 día antes.

—Es increíble la cantidad de armas que hay aquí—comentó Arthur emocionado.
—Esto no es un vídeo juego—contestó Monna.
—No, es mucho mejor—rió Frank.
—Sí, como ese vídeo juego... ¿sabes cuál te digo, Frank?—preguntó Arthur.
—¡Ah sí! ¿Aquel que nos pasamos en apenas trece horas?
—¡Ese, ese! Joder, qué pasada—añadió Arthur felizmente.
—Ya ves, si salimos de esta, tenemos que volver a jugar.
—Hecho—Arthur sonrió.
—Como niños...—susurró Malena. 
—¿Acaso no lo son?—preguntó Monna.
—Estamos aquí—comentó Frank haciéndose el ofendido.
—Nos quieren matar y estamos discutiendo sobre vídeo juegos y sobre quién parece un niño, esto es interesante—añadió Jazyla riendo.
Sonreí sentándome en las escaleras, intentando averiguar qué era de Gilbert. Hacía demasiado tiempo que no sabía nada de él, aunque estaba segura de que estaba vigilando nuestros movimientos. De repente, escuchamos un grito.
—¿Quién falta aquí?—pregunté levantándome rápidamente.
—¡Blair!—gritó Frank. Salimos corriendo con varias armas hacia la planta principal. Frank encabezaba la carrera, y yo iba justo detrás. No tardamos más de cinco segundos en subir las tres plantas. 
Esta vez no había treinta, había al menos unos setenta, y Blair estaba en el centro, atada de pies y manos. El rostro de Frank empalideció, al igual que el de los demás. 
*
Un hacha pendía encima de su cabeza. Y tenían intenciones de soltarla en cualquier momento. La atravesaría, la partiría en dos. Y no reaccionamos cuando el hacha calló. Admito que es algo desagradable ver los órganos de una persona que era amiga tuya, pero mi rostro se enrojeció de la rabia. Blair me recordaba a Jazyla. Eran dos personas que me hacían sentir bien. Y me la habían arrebatado. Simplemente, pensé en que esa podría ser Jazyla y...casi no recuerdo por qué lo hice. Pero me dispuse a matar a todos los que allí había presentes. Mi cabello cambió de color, lo único que recuerdo ver era sangre, cuerpos sin cabeza, corazones palpitando en el suelo, gente sin extremidades, gritos, y sangre, más sangre. Me arrodillé y comencé a gritar, la sangre llegaba a mis rodillas, y más cabezas, más cuerpos descuartizados, y sentí las manos cálidas de alguien rozar mi espalda lentamente. Aparté las manos de esa persona de mí, lanzándome unos metros hacia adelante. Quería gritar. La simple idea de ver así a Jazyla, o...a Frank...mi cabello volvió a cambiar de color. "Esto no es bueno" se escuchó por detrás de mí. "Hay que calmarla, Frank, hazlo" se volvió a escuchar. Las lágrimas se mezclaban con el sudor de mis mejillas, la sangre era como si me persiguiera, tenía la cabeza de una mujer delante de mí, con la garganta colgando. La aplasté de un puñetazo, quería matar, quería asesinar, quería vengarme. Esa no era yo y lo admito. Pero alguien me sujetó por la cintura, elevándome en el aire, obviando mis patadas y mis gritos.
*
—Está bien, cálmate, Jazyla está bien, yo estoy bien, cálmate—susurró Frank en mi oído. Mi pelo volvió a su color rojo, y yo me tranquilicé. 
—Ya me puedes soltar—dije tras varios minutos, en los que las intenciones de Frank no eran precisamente soltarme. No escuchaba hablar a nadie, y Frank me estaba apretando más de lo normal. Escuché pensamientos ajenos, muerte, venganza, Frank...muerto. 
—Te quiero—susurró en mi oído. Un disparo. Sangre en mi parte trasera de la sien. Los brazos de Frank me soltaron y caí al suelo de rodillas. No podía...Aquello no estaba pasando. Me giré y vi a mi padre con el arma aún en el aire, y detrás de él mis amigos, amarrados y con las bocas tapadas. Miré a los pies de mi padre, y vi a Frank, la sangre saliendo de un orificio en su cabeza. 
No sentí rabia, no sentí dolor, no sentí la perdida. No sentí nada. Porque cuando el corazón de Frank dejó de palpitar, el mío lo hizo al mismo tiempo. 

> Presente.

—¿Qué pasó con Kiré?—me atreví a preguntar.
—Está muerta, como lo estarás tú dentro de poco.
—¿Y...Jazyla?—sólo su nombre ya me producía un dolor en el pecho.
—Está bien, y tus amigos también. Sólo te queríamos a ti y a Frank—contestó mi padre. Suspiré de alivio, pero no sentí felicidad. No. Ya no estaba él. Él se había ido. Para siempre.
—¿Sabes? Hay algo que ha fallado en tu plan—dije mirando al suelo.
—¿El qué?
—Alguien vengará mi muerte. Y la de Frank.
—Dudo eso, tus amigos no os querían tanto como para hacerlo. Y tus hermanas nunca se enfrentarían a mí.
—Está Malena.
—¿La melliza de Frank? La tenemos controlada.
—Está Arthur.
—¿Qué hará ese estúpido?
—Vengar tres muertes. Las de sus tres amigos.
—Sabes que no lo hará.
—Pero sé de alguien que vengará...la muerte de sus padres.
—¿Qué...has dicho?
—Charlotte, Andrew y Michael, papá...tus nietos.
—¿Tuvisteis...? ¿Cómo es posible?
—Lo mejor es que jamás los encontrarás.
—¿Por qué?—apretó más la punta de la pistola en mi sien.—¡Mientes!
—Cree lo que quieras—reí.
—Te he arrebatado a Frank, y ahora desvarías. Vas a morir, no hay marcha atrás.
—Me dijiste que me salvarías...—susurré.
Perdóname...—Una voz se escuchó en mi cabeza. O no. Levanté la vista. Era la de Frank. Le vi. Arrodillado delante de mí. Dudaba que fuera real. Pero ahí estaba de nuevo el rostro de la única persona a la que he amado.
—Perdóname tú, yo no te salvé a ti...—le dije, sin importar la expresión de confusión de mi padre.
Te amo pequeña, te amo más de lo que amaba mi propia existencia—me susurró. Me abrazó, sé que él no estaba ahí, pero podía sentirlo, a él, a su corazón palpitar rápido cuando estaba cerca de mí. 
—Allí donde voy... ¿estarás tú?—le pregunté con los ojos acuosos.
Yo siempre estaré contigo. Siempre. Allá donde vayas, yo estaré a tu lado.—Una sonrisa inundó su rostro, y el mío por consiguiente. 
—Te amo Frank, te amo como jamás he amado a nadie—las lágrimas salían de mis ojos sin cesar, y mi padre estaba preparado la pistola.
Jamás amé a otra persona que no fueras tú, mi pequeña Lacie. Me diste felicidad, me diste una familia, me diste amor, me diste todo lo que necesitaba para vivir.—Puso su frente sobre la mía. Sentía su respiración en mi nariz, aunque aquello no era posible, pero así lo sentía yo.¿Lo notas?
—¿El qué?—pregunté confusa.
Mis latidos, los tuyos...escúchalos. Laten al mismo tiempo. 
Un sonido de un disparo. Y mi muerte al momento. Eso es lo último que recuerdo de ese momento. 

Siempre velé por Jazyla, por Arthur, por Monna, por todos aquellos que plantaron cara por mí y por Frank. Vengaron mi muerte. Y la de Frank. Años después. Pero hasta llegar hubo muchas peleas, muchas luchas. Un nuevo clan apareció. Pero Gilbert intervino. Aunque claro...todo esto...no es más que otra historia.

*Capítulo seis.

¡Hola! Bueno, ya después de tanto tiempo volví a subir. No se acostumbren mucho más a esta historia, le quedan como mucho dos capítulos, aunque creo que la terminaré en el siguiente. Es corta, pero dije que así iba a ser. Al principio cierto que tenía planeado unos diez capítulos, pero decidí acortarla, ya que estoy escribiendo una fanfic de Frerard para un foro, y me lleva bastante tiempo escribir esa, ya que quiero terminarla antes de empezarla a subir. De igual manera espero que les guste este capítulo y que comenten.
A todo esto, terminé de añadir a las tres últimas chicas que me faltaban. Ya están en la sección de personajes secundarios. ¡Gracias por participar!
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—¿Últimas palabras?—preguntó Gilbert con sorna, posicionando su dedo en el gatillo.
—Esto no acabará aquí. Pienso vengarle—susurré agachando la cabeza. Puso la punta de la pistola sobre mi cabeza, y antes de apretar el gatillo, recordé todo lo que pasó hasta llegar a este momento.

> 2 días antes.

—Y quiere que mate a Kiré para vengar la muerte de mi madre—expliqué. Frank se acarició el mentón, mirando a la nada.
—¿Por qué no quieres hacerlo? Si ella mató a tu madre...—le interrumpí.
—Es mi hermana, aunque la odie no puedo hacerle eso—él asintió.
—¿Entonces qué harás?—preguntó.
—No sé... si hubiera una mínima posibilidad de que matándola tú vivieras...—me interrumpió.
—No te dejaría hacerlo—le miré.
—¿Por qué?—me extrañaba que dijera eso.
—Porque es tu hermana, y aunque la odies no puedes hacerle eso—sonreí y me senté en el suelo.
—La cabeza me va a explotar—susurré.
—Más vale que no sea así, tenemos un trabajo pendiente—dijo Helen, sentándose tras de mí. Su pelo ondulado se movía con el viento, pero sin tapar su radiante sonrisa.
—¿El de literatura?—pregunté desganada.
—Así es—noté que Frank nos miraba un poco perdido.
—Frank, esta es Helen, otra de mis hermanas—ésta le sonrió de forma tierna.
—Ah—contestó él.—Tengo cosas que hacer, hablamos luego—se levantó y me dio un beso en la frente, dejándome a solas con Helen.
—¿Danielle aceptó hacer el trabajo con nosotras?—pregunté sin darle importancia al comportamiento de Frank.
—Sí—dijo. 
—Perfecto, así estamos las tres juntas—añadí.—¿Vamos?—Ella asintió.
—Y dime...¿qué vas a hacer con lo de Kiré?—preguntó.
—Matarla, no me queda otro remedio—susurré para que nadie pudiera oírlo más que ella.
—Siendo sincera—la miré—yo siempre la he odiado por matar a nuestra madre.
—Por el amor se mata a quien sea...—dije.
—Nadie mejor que tú para decirlo.

> Presente.

—Querías...venganza con Kiré, yo no recuerdo entrar en tus planes...—dije con dificultad, ya que la soga que tenía en el cuello empezaba a apretar.
—Yo quiero justicia contigo—contestó él.
—¿Justicia? ¿Acaso yo infringí alguna ley?—pregunté irónicamente.
—Abandonaste a tu familia por Frank—contestó,  y abrí los ojos como platos, ya que no esperaba esa respuesta.

> 2 días antes.

—No es la primera vez que mato a alguien por ti—dije acomodándome en el pecho de Frank.
—Lo sé, ese es el maldito problema Lacie—dijo él. Fruncí el ceño y antes de que dijera nada, añadió:—Entiende que es peligroso. Tu padre sabe lo de los asesinatos, lo sabe todo, si quiere juzgarte, puede hacerlo sin ningún tipo de problema—le interrumpí.
—En realidad sí que hay un problema—noté como me miraba dudoso.—Nunca me dejaría atrapar por él.
—Porque yo estaría para salvarte—añadió. Le miré con una sonrisa.
—Por eso estoy tan segura—me acerqué a él y lo besé, aunque algo dentro de mí estaba mal. Algo me decía que él no me salvaría. No esta vez.—¿Qué era lo que tenías que hacer esta tarde?
—Hablar con Gilbert—dijo él.
—¿Sobre qué?—pregunté curiosa.
—Quería asegurarme de que no va tras mi hermana—dijo.
—¿Her...mana?—pregunté levantándome de su pecho.
—Melliza—añadió—se llama Malena. 
—Encantada de conocerte—añadió una chica desde la ventana. Su pelo largo, hasta la cintura, sus ojos marrones oscuros y una sonrisa brillante en la oscuridad me hizo replantearme si realmente eran mellizos.—No son reales, llevo lentillas—añadió con una sonrisa.—Ay hermanito, te empezaba a echar en falta—se sentó en la cama con nosotros, mientras abrazaba a Frank.
—¿Todo bien?—preguntó él.
—Nunca me ha llegado a coger—repuso ella con una sonrisa.
—Esa es mi hermana—sonrió él. Me sentía algo incómoda, y no me gustaba esa sensación. Me levanté y me senté en la ventana, mirando al jardín. Vi a alguien conocido sentado en la rama del árbol, y sin pensármelo dos veces salté desde la ventana; y aunque era un séptimo piso aterricé sin problemas. 
—¿Jazyla?—pregunté. Ésta se dio la vuelta y me abrazó.—¿Qué haces aquí?
—Vienen a por Frank—susurró en mi oído. Me separé de ella y miré hacia la ventana, Frank estaba apoyado en ella, hablando con Malena.
—No...—me interrumpió.
—Sí, Gilbert ha mandado a gente a por él, vente, ven conmigo, estás a tiempo de salvarte—me tendió su mano.
—Pero también estoy a tiempo de salvarlo a él—rechacé su oferta—prefiero morir por él, que huir.
—Nosotros no dejaremos que eso pase—Blair apareció detrás de un árbol, junto con Arthur.
—¿Qué estáis diciendo?—pregunté.—No tenéis que meteros en esto.
—No lo hacemos por ti—dijo Arthur—lo hacemos por él.
—Antes que tu novio, es nuestro mejor amigo—añadió Blair—y si para hacerle feliz, hay que protegerte, se te protege y punto—sonrió.
—¿Cuándo llegan?—Jazyla miró al cielo.
—Mañana a estas horas todo estará lleno—contestó. Un escalofrío me recorrió la espalda. Si huyéramos hoy...pero de todas formas, aquí hay gente que también necesita protección. Blair, Arthur, Monna, todos los vampiros que hay en esta escuela, no sobrevivirían, tampoco los humanos...Esto supone una catástrofe, una catástrofe enorme. Una matanza en toda regla, otra vez provocada por mi padre.
—Necesitamos un plan—dije finalmente tras varios minutos de silencio incómodo. 
—El plan es que tú y Frank huyáis—dijo Blair.
—Llevamos huyendo muchos años, y yo quiero luchar—añadió Frank a mi espalda. Me giré y le vi, acompañado de Malena.
—Lo mejor es huir—dije apartando la vista de los dos.
—Si te quieres ir vete, pero yo me quedo—contestó frío. Todos se miraron entre sí, preguntándose si estaba bien todo entre nosotros. Odiaba aquella situación, por lo que me dirigí al salón, y noté que Malena me seguía. 
—Déjame en paz—conseguí gritarle cuando llevaba varios minutos siguiéndome.
—Yo también quiero que Frank esté bien—dijo obviando mi grito—así que te ayudaré a protegerlo, así tenga que morir yo también.—Me giré para verla.—¿Por qué no hay humanos aquí?
—Están todos de vacaciones—contesté—sólo nos quedamos los vampiros.
—Por eso querían venir hoy...lo tienen todo bien calculado—susurró.
—No todo—comenté. Me miró con intriga—ven.
Nos alejamos de los salones y nos dirigimos a la parte más poco cuidada del edificio. Semanas antes, Leo me había comentado de la existencia de unas plantas subterráneas, llenas de armas y todo tipo de artilugios que los vampiros pueden usar en caso de que sea total y absolutamente necesario usarlas. Es decir, en una situación como la que nos estábamos enfrentando en aquel momento. Encendí la única luz que había en aquellos almacenes subterráneos y Malena lo observó todo con admiración.
—¿Esto nos servirá?—preguntó mirándome.
—Sí, y mucho—contesté.—Yo intentaré alejar a Frank, y tú usaras con los demás que quieran ayudar estas armas. Sé que Gilbert sabrá de la existencia de éstas, pero también sé que duda que nosotros sepamos de ellas—Malena me miró.
—Frank quiere luchar, no será fácil hacer que se aleje—dijo ella. Asentí cabizbaja.
—Pero también sé que haría todo por mí.

> Presente.

—No debiste huir de nuevo...—replicó Gilbert sin apartar el arma de mi sien.
—Ibas a matar...—me interrumpió.
—¿Al amor de tu vida? No me hagas reír, Lacie. A mí me arrebataron a la mujer que amé.
—¡Pero no fui yo!—grité llena de rabia.
—Pero contigo lo pagaré igualmente.
—Ya...lo has pagado....ya me lo has arrebatado todo...
—Aún no—dijo colocando el dedo en el gatillo de nuevo—aún puedes respirar.

> 1 día antes.

Pasamos toda la noche dando vueltas por el edificio, sin rastro de Gilbert por supuesto, y también sin noticias de algún extraño que hubiera llegado a los terrenos. Me sentí aliviada, pero el rostro de preocupación de Jazyla no me dejaba estarlo por mucho tiempo. La creía. Jamás me mentiría en algo así, y si ella decía que vendrían a por nosotros, no iba a cuestionar sus palabras, por lo que estaríamos preparados para cuando llegaran. 
A las siete de la mañana, escuchamos un disparo proveniente de la parte de atrás del edificio, en los jardines traseros. Salimos corriendo hacia allí, y tal como había dicho Jazyla, íbamos a tener visita. Pero no de tres, o cuatro vampiros. Allí había por lo menos unos treinta.
—¿Pensáis plantarnos cara?—preguntó uno de ellos.
—No, sólo vamos a defendernos—contestó Frank poniéndose a mi altura. Me cogió la mano, y empezó una lucha un tanto desequilibrada en ambos bandos.
*
Éramos exactamente, treinta contra diecisiete. La cosa estaba algo complicada, por lo que me costó bastante proteger a Frank, cuando a veces no podía ni protegerme a mí misma. En menos de tres segundos tenía a uno delante, intentando arrancarme el brazo. Le di una patada en la cara y le arranqué la cabeza. Uno menos, pensé. Miré hacia los lados, y vi que uno iba por la espalda de Blair, y ella no estaba al tanto de ese ataque. Me moví rápidamente para intentar llegar a él antes de que llegara a ella, pero otra se me puso en el camino, intentando descaradamente llevar la mano hasta mi pecho, y por consiguiente, arrancar de cuajo mi órgano vital. Sonreí cogiendo su muñeca y desprendiendo de su brazo la mano con un simple gesto. La sangre salpicó en mi cara y ropa, y la chica sonrió maliciosamente. Esquivé un puñetazo suyo y le clavé la mano directamente en es estómago, atravesándola hasta que vi mi mano salir por su espalda. Giré el brazo un par de veces, y por último metí mi mano dentro de su, ahora frágil cuerpo, sacando sin problemas su corazón, que en mi mano aún latía. Lo estrujé en mis manos y dejé que el cuerpo, y los pedazos cayeran al suelo. Casi no me dio tiempo a reaccionar, cuando vi a otro a mi lado, atacándome. Pero también vi a Frank, rápido, arrancando su cabeza en un simple golpe. Me sonrió, y cuando miré a los demás, estaban todos como yo, llenos de sangre, y rodeados de cadáveres. Nunca me había resultado tan fácil, y nunca había tenido tan poco pudor en matar vampiros.
Aunque nunca tenía nada de eso con cualquiera que tuviera el valor de acercarse a Frank.
*